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Esta vez la víctima de turno se llama Pablo Rodrigo Tejedor. Tenía 23 años y se ganaba la vida como lavador y cuidacoches, actividad que desempeñaba en la esquina de Junín y Av. Freyre.
Desde ese lugar Pablo se ganaba a diario los billetes con los que “paraba la olla” en su modesto hogar de calle Zavalía al 200, donde vivía junto a su pareja Maia. El hogar terminaba de completarse con el bebé que hace apenas unos meses vino al mundo.
Anoche, Pablo no se sentía del todo bien. Entonces salió a la calle y se dirigió hasta el almacén del barrio con la intención de comprar un jugo de naranja. No estaba solo. Lo acompañaba, como siempre, Maia.
Los Cronos
Pero ni bien hicieron unos metros aparecieron en escena “ellos”.
¿Y quiénes son ellos?
Los violentos de siempre... los chicos malos.... los que desde hace largo rato siembran el terror a cada momento exhibiendo armas de fuego y realizando tiros contra los indefensos vecinos que ya no saben dónde más buscar refugio.
Se hacen llamar “Los Cronos”.
Se los puede ver andando en motos o en carros tirados por caballos. Tal como alimañas se esconden en distintas “cuevas” que tienen al fondo de la villa de barrio Centenario, contra la avenida Mar Argentino, donde todo es miseria y desolación.
Pero cuidado que sus guaridas no sólo remiten a ranchos derruidos.
De un tiempo a esta parte, le han tomado el gusto a la ocupación de casas.
Así es que a nadie sorprende saber que alguna familia tuvo que abandonar su propiedad y enfrentar el desamparo, ante la cruel embestida de Los Cronos.
Su metodología de expropiación es básica aunque, así y todo, guardan las formas.
Un primer aviso es dado de manera verbal. Luego le siguen balaceras contra la casa. Luego la última advertencia: “Váyanse porque los vamos a matar a todos...”.
A quemarropa
Anoche, Pablo y su esposa fueron interceptado por dos de Los Cronos, los que aparecieron en la esquina de Colón y Zavalía, a bordo de una motocicleta.
Uno de los sujetos encaró directamente a Pablo y lo acorraló en la vereda, contra el frente de una casa.
“¡Esto es por la bronca... vos andás con la bronca!”, gritó el malviviente mientras le apuntaba con su arma.
Acto seguido le descerrajó un disparo que alcanzó a Pablo en el pecho.
Ya herido de muerte el infortunado alcanzó a dar algunos pasos mientras su agresor emprendía la veloz retirada junto a su compinche.
Desesperada, Maia comenzó a pedir auxilio a los gritos.
Ante la demora de la ambulancia fue un vecino el que cargó a Pablo en un automóvil particular y salió en dirección al hospital Cullen.
Una vez en el nosocomio, los médicos ordenaron una intervención quirúrgica de urgencia. Pero el trámite no llegó a buen puerto. Minutos después de las 23 se comunicó el deceso.
El regreso de Maia a su hogar no pudo ser peor.
Por un lado, el sentir la ausencia eterna de su compañero de vida.
Encima en su última mirada a la calle se cruzó otra vez con Los Cronos, quienes habían regresado al lugar ahora montados a caballo, para burlarse de las víctimas...
La casita robada
El crimen de Tejedor se consumó en Zavalía al 200, esto es, a escasos metros de la escuela Ntra. Sra. de Itatí.
* Los vecinos de la barriada hoy se mostraron desesperados al señalar las constantes balaceras que se producen en el sector.
* Por si fuera poco un nuevo demonio se sumó a sus desgracias. El robo de viviendas por parte de miembros de bandas de delincuentes que las ocupan para utilizarlas de “aguantaderos”.
Fuente: Diario El Litoral
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