Todo comenzó poco después de las 5 cuando Silvio Ramón Caballero (58) se encontraba trabajando a bordo del taxi, interno 227.
Al pasar frente al hospital Cullen, el nombrado tomó como pasajeros a un hombre y una mujer, ambos de unos 25 aproximadamente, los que pidieron ser llevados hasta Matheu y Peñaloza.
Un primer detalle llamó la atención del chofer: la mujer, que llevaba en brazos un bebé, no se ubicó en el asiento trasero sino que lo hizo a su lado, en el lugar del acompañante.
El viaje transcurrió con charlas sobre el mundial de fútbol. Apenas llegaron a destino el taxista detuvo la marcha y prendió las balizas del coche, mientras esperaba por su pago.
Fue entonces cuando el muchacho sacó un arma de fuego y la mujer un cuchillo. Bajo amenazas obligaron al trabajador a desviarse algunas cuadras más hacia el norte.
Lo que siguió fue un calvario.
El taxista fue despojado de todo el dinero que llevaba, además de la ticketera y otros efectos personales.
Lo peor vino de la mano de la mujer que comenzó a darle puntazos al chofer en su abdomen.
Mientras, le ordenaba a su compañero “¡matalo... matalo!”. Por fortuna el compañero de andanzas de la mujer hizo caso omiso a tal solicitud.
“No puedo entender cómo hay personas con tanta maldad”, reflexionó hoy Caballero. “Yo la miraba y no podía dejar de pensar en el bebé. Encima, le tenía que agarrar el brazo porque sino me apuñalaba ahí nomás. Estaba decidida a todo”, culminó.
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